Se llaman así por su color desvaído –un verde pálido- que tienen las vainas cuando se recolectan, porque las pochas se comen antes de que hayan madurado por completo. Y se compran así, sin desgranar –o recién sacadas de su vaina- únicamente durante la época estival, al tener una temporada muy corta que va desde últimos de junio o primeros de julio (las llaman las pochas de San Fermín) hasta finales de septiembre, más o menos. Todo depende de la estación y la climatología. Este año han aparecido más pronto de lo habitual, y según las zonas de España se podrán consumir durante un mes más.

De piel sumamente fina, suaves al tacto, delicadas,  además de gastronómicamente son muy interesantes nutricionalmente por la fibra, potasio, hierro, proteínas vegetales e hidratos de carbono que contienen. Pero es que en la cocina resulta una legumbre elegante que los chefs actuales preparan de forma que no se enmascare el sabor del producto, en platos ligeros y apetecibles. Por eso con un simple hervor –se cuecen mucho antes que las alubias tradicionales- y un sencillo acompañamiento de hortalizas (tomate, zanahoria, pimiento, puerro, cebolla…) se logra un plato de diez. Sin desdeñar las recetas de toda la vida con oreja de cerdo, chorizo, codornices, o versiones  más livianas en las que intervienen distintos pescados y mariscos.

Hemos probado diferentes platos de pochas en lo que va de temporada. Aquí os dejamos alguno de los que más nos han gustado. 

Cocido navarro: pochas guisadas con callos y morros de ternera

Restaurante Rodero. Emilio Arrieta, 3. Pamplona. Tel.: 948.228.035