Están en los bares, en los restaurantes y en las casas. Generan libros, artículos de revistas, programas de radio, debates, creatividad y hasta fundamentalismos. Los cócteles forman parte de la cultura argentina, anclada en una historia que nació de la mano de los inmigrantes, supo de esplendores en los 50 y en los 60, empalideció en los 70 y desde hace unos 10 años comenzó a recuperar su brillo hasta convertirse en tendencia ineludible.

Buenos Aires Cóctel –organizado por Rodolfo Reich y Martín Auzmendi, dos periodistas especializados, compañeros de tragos y de vida, más Agustín Camps, con amplia experiencia en alimentos y bebidas– es posible gracias al momento óptimo que transitan nuestras barras. Y también al prestigio de nuestros bartender, convertidos en figuras tan populares como años ha fueran Santiago “Pichín” Policastro, Manuel Otero “Manolete”, Raúl Echenique, Enzo Antonetti y Eugenio Gallo, entre otros maestros que ubicaron a nuestra coctelería en el podio mundial.

¿Cuáles son las claves del éxito actual? “La primera recuperación de la coctelería comenzó a fines de los noventa en EEUU y se multiplicó en diáspora. Pero aquí, el caldo de cultivo, la matriz para sostener la tendencia era superior porque en Buenos Aires había memoria coctelera. Así surgieron talentosos bartender, como Inés de los Santos, Tato Giovannoni, Pablo Pignata, Sebastián Maggi, Julián Díaz, que demostraron que ese saber estaba intacto”, explica Rodolfo Reich.

Como en otros casos, también aquí la gastronomía dio el marco para apuntalar la cultura de los tragos. De hecho, muchas de las grandes barras nacieron en los restaurantes. Locales como Olsen, Casa Cruz o Tegui ejemplifican cómo los chef –amantes de los cócteles– apoyaron a los barmen, considerados como un gastronómico más. A tal punto que tienen su espacio en las más importantes ferias del rubro.

Las nuevas generaciones privilegian la calidad de la materia prima, eluden los premixers y cualquier otro artificio. Se animan a combinaciones con dressings y vinagres (como los de frutos rojos, tan sutiles, que elabora en Bariloche la cocinera Mariana Müller). Y también elaboran sus propios almíbares, sus vermouth, sus bitters y sus propios destilados, como el ya famoso Príncipe de los Apóstoles, el gin creado por Tato Giovannoni. No hay techo para la creatividad en las barras porteñas.

Con ese mismo ánimo innovador y didáctico, durante siete días BA.Cóctel llevará a la coctelería a su mayor expresión. Los mejores bares de la ciudad, templos de la modernidad en algunos casos, o del espíritu vintage en otros, ofrecerán una carta especial a valores promocionales, para que el público conozca y disfrute combinaciones y bebidas de calidad. Se dictarán diariamente clases maestras para amateurs y aficionados. Habrá eventos lúdicos y educativos en los locales que participan de la movida.

A estas actividades se sumará una jornada de charlas y conferencias en la Universidad de Palermo, que hará foco en el complejo trabajo en la barra, la creación de un bar, el diseño de una marca, los procesos de destilación.

Buenos Aires Cóctel se postula como vidriera donde los secretos del buen cóctel confluyen. Una ocasión para bebérselos, no de un trago, sino de a muchos.

Barras participantes: 878bar, Aldo's vinoteca, Alvear Lobby Bar (Hotel Alvear), Artesano (Hotel Alvear ART), BASA, Belushi, Brandon, Casa Cavia, Casa Cruz, Chabrés, Champagne bar (Hotel Alvear), Crizia, Doppelgänger, Duarte, Eter Club, Festival, Filo, Florería Atlántico, Frank's Bar, Gran Bar Danzón, Green Bamboo, Guebara, Guido's, iLatina, Isabel, Jack The Ripper, Las del Barco, Leit Motiv, Milion, Mundo Bizarro, Nicky Harrison, Perón Perón, Peugeot Lounge, Plaza Bar (Plaza Hotel), Pony Line, Portezuelo, Prado y Neptuno, Puerta Uno, Rey de Copas, Shout, Singapur, Soria, Tarquino, The Brick, The Library Lounge (Hotel Faena), The Steve, Tortoni, Uco Restaurant (Hotel Fierro), Verne Club, Victoria Brown, Wherever, White Bar (Hotel Madero).

Más información: www.BACoctel.com.ar