La verdadera inclusión se encuentra en los pequeños gestos que logran que cada persona, sin importar sus circunstancias, se sienta bienvenida.


La accesibilidad es un tema que cobra relevancia en el diseño de espacios, especialmente en los restaurantes. Ya no se trata solo de cumplir con normativas, cada vez más exigentes en este sentido, sino de ofrecer una experiencia agradable para todos los comensales, creando espacios inclusivos en hostelería sin importar sus capacidades físicas o cognitivas. Desde el mobiliario hasta la distribución del espacio, cada detalle cuenta para crear entornos que inviten a la comodidad y la inclusión.

espacios inclusivos en hostelería

Adaptación del espacio para mayor accesibilidad

A cualquiera que se pare un momento a pensar en un restaurante accesible, lo primero que le vendrá a la mente son las rampas o las puertas anchas, pero, sin embargo, hay mucho más detrás del diseño inclusivo. Un ejemplo es la disposición de las mesas, que debe ser tal que permita el paso de sillas de ruedas, carritos o andadores.
Asimismo, es recomendable que el mobiliario sea fácilmente movible y adaptable, de manera que el espacio se transforme según las diferentes necesidades que surjan en un momento de terminado. Un buen ejemplo, en este sentido, son las sillas sin brazos, pues facilitan el acceso a personas con diferentes constituciones corporales o necesidades especiales.

Vajilla de cocina, mucho más que un detalle

Como se comentaba al principio de este artículo, cada pequeño detalle cuenta, y uno especialmente relevante es la vajilla de cocina. Una buena vajilla debe ser funcional, ergonómica y estéticamente atractiva, pero, sobre todo, debe ser fácil de manejar para todos los usuarios. Por ejemplo, hay diseños que han sido especialmente creados con bordes más altos y superficies antideslizantes que facilitan el uso para personas mayores o con discapacidades motoras.
Este tipo de vajilla consigue mejorar notablemente la experiencia del cliente, reduce el riesgo de accidentes y les permite ser más autónomos.  Asimismo, son muchos los establecimientos de restauración que optan materiales más ligeros que permiten a los camareros y comensales manipular platos y tazas con mayor facilidad, asegurando una experiencia sin incidencias.

 

 

Iluminación y señalización

Otro aspecto esencial para que un restaurante sea inclusivo es la iluminación. Un local bien iluminado facilita la movilidad, así como la lectura del menú sin dificultades. Es esencial contar con un sistema de luminarias que evite sombras y puntos oscuros y, a ser posible, que se pueda ajustar según la hora del día o la ocasión. Mientras las luces cálidas crean un ambiente más relajado y distendido, las frías pueden ayudar a resaltar las zonas de trabajo o tránsito.
La señalización también es importante. Contar con indicaciones claras y visibles, escritas en diferentes tamaños y, si es posible, en braille, ayuda a guiar a todos los clientes por el espacio, sobre todo a aquellos con problemas visuales. Incluir señales accesibles es un pequeño gesto que marca una gran diferencia.

Cocina abierta: una tendencia inclusiva

Cada vez es más habitual que los restaurantes opten por la cocina abierta, no solo por motivos estéticos, sino también para crear una experiencia más cercana y accesible para los comensales. Los clientes, gracias a esta disposición, pueden ver cómo se preparan los platos, estableciendo una conexión más directa con la gastronomía. Además, para garantizar una grata experiencia, este tipo de cocinas deben estar diseñadas pensando en la seguridad y la movilidad, garantizando que el personal pueda trabajar de forma eficiente mientras los clientes, cómodamente, observan el proceso sin sentirse invadidos.

En definitiva, crear espacios inclusivos en un restaurante significa pensar en todos los detalles, desde la distribución del mobiliario hasta la elección de la vajilla de cocina, demostrando el compromiso del establecimiento con la calidad y el buen servicio.

 

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Gastroactitud

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