¿Patatas chips? Pocas como las patatas fritas artesanas de El Gallo que se elaboran a las afueras de Cáceres. El equipo de Gastroactitud las ha descubierto de la mano de Toño Pérez y José Polo quienes las sirven de aperitivo en sus restaurantes Torre de Sande y su famoso Atrio. Crujen, resultan ligeras como el aire, carecen de grasa, presentan un punto de sal justo y un sabor espléndido. 

Se elaboran en una pequeña fabrica-obrador en el polígono Las Capellanías a las afueras de Cáceres. La producción de la marca, absolutamente familiar, es limitada y no disponen de capacidad para hacer envíos más allá de la provincia. 

La historia de su origen

Comenzó con la actividad Nicolás Condón en el año 1928, en las cocinas de su domicilio, patatas tipo churrero que luego vendía de forma ambulante por las calles de Cáceres. Casi 100 años después José Miguel Condón, heredero de la saga familiar, las elabora las patatas fritas artesanas El Gallo con el mismo espíritu tras adaptar la fórmula. Fórmula tan sencilla como patatas, aceite y sal, a los tiempos y las circunstancias con un sistema mecanizado absolutamente sencillo. «No podemos fabricar más, ni tampoco queremos, se perdería la esencia de nuestro negocio. Las instalaciones y el personal son las que son. Cuando creces mucho todo se desvirtúa. Estamos muy contentos con el trabajo que hacemos y con nuestros clientes que se circunscriben a la ciudad de Cáceres y los alrededores. Hacemos reparto diario».

Utiliza patatas de la variedad agria que se cortan con un grosor determinado, se fríen en aceite de girasol a temperaturas que oscilan alrededor de 160ºC. Luego se dejan escurrir durante segundos antes de pasar a una cinta transportadora donde se rocían con sal fina. Elaboración sencilla que requiere un control meticuloso de tiempos y temperaturas. Entre las mejores chips artesanas que se elaboran en España.     

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