La isla es un pequeño continente, con una despensa, rica y sabrosa, y un puñado de establecimientos notables. Estos son los que hemos recorrido en la última visita a Las Palmas de Gran Canaria


Desde hace unos años la gastronomía de la isla redonda no para de enviar mensajes, llamadas de atención. Primero los productos de Gran Canaria atrajeron la curiosidad de gastrónomos y aficionados: vinos, quesos, frutas… Después se hicieron fuertes los restaurantes de Gran Canaria, unos liderados por cocineros jóvenes y otros por veteranos que no han perdido el compás. Tras unos años de efervescencia desordenada -aperturas y cierres, idas y venidas- el panorama parece estabilizado. Estas son algunas direcciones consolidadas de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria y alrededores con una oferta atractiva y variada, pero hay más por descubrir.

 

Camino al Jamonal

Américo Vespucio, 11. Telf.: 928 46 93 20. Cierra lunes, martes y domingo. Precio con bebidas desde 35 euros.

Una taberna contemporánea donde disfrutar de buenos productos y paltos sencillos muy bien elaborados. Cocina sin pretensiones que apela al gusto tradicional y a la memoria familiar. Miguel Herrera fue charcutero antes de abrir su negocio de hostelería por eso los jamones ibéricos, las buenas chacinas y las morcillas -aunque sean peninsulares- siempre han estado presentes en su casa. «La nuestra es una cocina española con acento canario» recalca su hijo Miguel, que desde hace unos años se hecho cargo del negocio que regentaban sus padres junto con su hermano Alberto, que hace las labores de sumiller.

El montadito de jamón ibérico cortado en lonchas finísimas -invento del patriarca- les ha dado fama, lo mismo que la ensaladilla caramelizada -aportación de los hermanos- o la insuperable ropavieja de puchero canario, con garbanzos que son pura mantequilla,  plato del recetario materno. Buenísmos los huevos rotos con jamón de bellota Cinco Jotas, los cuellos de cordero en caldereta y la ensalada de aguacate y tomate. Los postres son un repertorio larguuísimo de combinaciones, todas apetecibles, servidas en tarritos, a cual más golosa, cuya explicación es otra de las marcas de identidad de la casa. La oferta de vinos se abre a las D.O. peninsulares, pero sobre todo esconde vinos canarios difíciles de encontrar en las islas como los de la palmera Victoria Torres o el enólogo Carmelo Peña. Se puede comer  la misma oferta en la barra o en las mesitas del comedor.

Bevir

Escritor Benito Pérez Galdós, 43. Telf.: 928 35 85 48. Cierra lunes, martes y domingo. Precio con bebidas desde: 95 euros.

En el barrio de Vegueta, centro histórico de Las Palmas de Gran Canaria, el cocinero José Luis Espino y su equipo defienden una propuesta poco usual en la alta gastronomía, donde el mar y la huerta conforman la espina dorsal de los menús.  Cocina coherente, bien pensada y bien elaborada. Cada plato está fundamentado y no necesita de relatos que lo justifiquen. Colirrábanos, calabazas, camarones, remolachas,  coles, ruibarbos, viejas, atunes… Composiciones esenciales, en las que intervienen muy pocos elementos, sorprenden por su elegancia y  porque conectan con las tendencias gastronómicas más en boga en la alta cocina internacional. A los ingredientes les aplica técnicas determinadas con el fin de potenciar su sabor. Gustos reconocibles en los que el recetario local se complementa con clásicos de alta cocina.

Espino logra una cocina canaria contemporánea llena de matices, chispeante y convincente que estructura en tres menús degustación cuyos nombres rinden homenaje al gran escritor gran canario Benito Pérez Galdós. Los postres a la misma altura deparan sorpresas como el postre de ruibarbo o el helado de miel con contrapunto de caviar. Ariam de Acosta, a cargo de la bodega, hace una defensa de los vinos isleños pero no renuncia pequeñas joyas de otras latitudes. El equipo de sala respira alegría y la transmite al comensal.

 

Muxgo

León y Castillo, 227. Tel.: 828 15 00 28. Cierra lunes y martes. Precio con bebidas desde 130 euros.

El cocinero Borja Marrero está obsesionado con con los productos del territorio y  en concreto los de la propia finca agrícola que regenta su familia. Todo en el restaurante gira en torno a la tierra rica y fértil de Tejeda, comarca del interior agreste de Gran Canaria. Su radicalismo no es excluyente y se abre a ingredientes de otros municipios para proveerse  de pescados, mariscos, sal, vino o frutas tropicales.

En su nuevo emplazamiento, en el emblemático hotel Santa Catalina, parte del selecto club Royal Hideaway de la cadena Barcelo, Marrero disfruta de un espacio amplio y elegante colgado sobre la piscina con vistas del jardín, perfecto para una cena íntima. La oferta gastronómica de Muxgo se centra en tres menús de distintas longitudes, donde asoman todos los alimentos por los que siente devoción: productos de su huerta,  pino canario, camarones soldado (misma especie que las quisquillas de Motril y Caleta),  patudo (atún), lubina de Aquanaria, excelentes quesos de su propio rebaño, etc. La oveja canaria es uno de sus fetiches y le sirve de hilo conductor para el menú más largo.

Cocina efectista que busca impresionar al comensal a través de  un «más difícil todavía», reto que el  cocinero se auto impone, así de inquieto y competitivo es. Su último flechazo el café de unos pocos cafetos de un vecino de su pueblo, una rareza que se recolecta a 1.800 metros de altitud y con el que solo ha logrado elaborar 36 tazas, infusionándolo con agua de manantial de altura, también de Tejeda. La bodega está centrada en los vinos canarios con especial atención a los de la isla de Gran Canaria. El equipo de sala es tan eficiente como amable y cuida de que al cliente no le falte de nada.

Casa Romántica

 Carretera de los Berrazales, Km 3, 5.  Tel.: 685 69 38 18. Cierra martes. Precio con bebidas desde 55 euros.

La llegada del cocinero Aridani Alonso al histórico establecimiento del mágico valle de Agaete -a 20 minutos en coche de Las Palmas de Gran Canaria- ha supuesto una revitalización de su cocina. Después de varias etapas, el restaurante está donde Víctor Lugo, el alma mater, quería que estuviera: «queremos hacer cocina canaria actual. Buenos ingredientes, productos de cercanía y sabores reconocibles».

Una carta muy apetecible de la que se extraen dos menús degustación que recorren la diversidad de Gran Canaria. Desde el bombón de paté de conejo con tuno indio al arroz meloso con camarones soldado, pasando por los tomatitos de la huerta cercana o el pescado con escaldón de gofio, el más ligero que uno pueda imaginar. Recetas bien resueltas con guiños modernos que acaban en una degustación de quesos de la isla -todos extraordinarios-  que se presentan en un carro; unos postres más que logrados y un servicio de café con granos de los cafetos de Finca La Laja, propiedad de la familia Lugo, que satisfará a los amantes del café especialidad. Y todo esto con unas preciosas vistas a una de las montañas donde los antiguos  pobladores canarios celebraban sus rituales.

Nelson

 Av. Polizón, 47.  Arinaga. Telf.: 928 18 08 60. Cierra lunes y martes. Precio medio desde 55 euros.

El veterano cocinero Nelson Pérez tiene una mano especial con los pescados y convierte lo trivial en extraordinario. No se da importancia, pero sabe que su restaurante está en la agenda de todos los buenos aficionados que pasan por la isla: Arinaga está 30 minutos en coche de Las Palmas de Gran Canaria. Su salpicón de vieja es un espectáculo -lo adereza con un vinagre especial-  y para regocijo de la clientela lo prepara en la sala con enorme desparpajo: da gusto verle en acción. Cada día escoge los mejores pescados de la lonja y los elabora de forma sencilla pero infalible. La lubina a la sal, se despieza en sala -como está mandado- y sobra un chorrito de AOVE, también de Gran Canaria para que el aliño sea perfecto.

Guarda, como tesoros, algunas de las recetas más tradicionales de la isla como el gofio escaldado o la sama al estilo canario. Entre sus especialidades el cherne en salsa verde con almejas. En el restaurante todos los detalles están cuidados, desde los aceites a la bodega o los destilados, algo que denota enorme sensibilidad. Los postres flojean un poco, como suele ser habitual, pero los helados de frutas tropicales son una buena elección. El restaurante está al borde del mar con unas buenas vistas: un espacio amplio y luminoso en el que predominan el azul y el blanco. Además tiene terraza.

 

Máster en crítica gastronómica online

JC Capel y Julia Pérez @jccapel @juliaplozano

JC Capel y Julia Pérez @jccapel @juliaplozano

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