Algo huele a podrido en Buenos Aires. Hace unos años, hablar de kimchi y otras rarezas fermentadas era impensable en la capital argentina. Ahora, distintos tipos de fermentados y sus razones circulan entre cocineros y foodies de esta ciudad. Consumir alimentos vivos es la consigna.


Destapar un frasco de kimchi puede ser toda una aventura para la nariz occidental y una auténtica prueba de amistad si se liberan sus vahos en compañía. La verdura fermentada –hakusai, para más datos– con salsa de pescado, jengibre, ajo y chiles, más cebolla, nabo y zanahoria reducidos a su mínima expresión, tiene un olor difícil para el olfato de este lado del mapa.

El sabor no se queda atrás. Picante, ácido y rotundo, puede hacer lagrimear a algún paladar sensible. ¿Qué pasaría si se invirtiera la ecuación y se le ofreciera a un coreano un Camembert en estado de pudrición avanzada? Al final, todo es cuestión de gustos y de ascos. Opuestos, adquiridos, producto de una cultura y sus circunstancias. Cada país con su tema, el kimchi es a Corea lo que la pasta a Italia y el queso a Francia. Un estandarte gastronómico.

Los porteños recién comenzamos a interesarnos en este exotismo que empieza a tener adeptos entre cocineros y comensales. Varios restaurantes lo ofrecen en sus cartas. El barrio coreano está de moda. Y hasta existe un Club de Fermentadores, integrado por cocineros y periodistas donde el kimchi es rey.

Más allá de este plato asiático, en Buenos Aires la pasión por el fermento crece como la levadura fresca, no sólo porque la podredumbre puede ser deliciosa. La clave está en que el mundo de los microbios puede espantar o fascinar con la misma intensidad y por la misma razón: es un universo sin certezas. Sabemos poco de las bacterias, menos de su intercambio de genes y casi nada de esa identidad parecida a un caos. Por eso no existe una manera precisa de fermentar alimentos: en el camino de la fermentación, los pasos nunca siguen la misma huella. Se trata de un dominio fallido.

Al cocinero Javier Urondo, muy poco dado a los dogmas, el tema lo atrapa, a tal punto que en su restaurante –Urondo Bar– el kimchi es todo un éxito. Huevo o gallina, no se sabe qué empezó primero. Si fue el boca en boca o la proximidad geográfica pero parte de su público fiel pertenece a la comunidad coreana. “No hay dos kimchis iguales en Corea. La salsa es el secreto de cada familia. Y también depende del clima y de la región del país. Por eso me gusta cuando los coreanos que vienen aquí se sorprenden al no identificar cierto sabor”, dice Urondo mientras apura un yogurt hecho a base de chile.

Otro que sigue este rumbo es Máximo Cabrera, alma mater de Kensho. En su cocina, vegana, orgánica (y súper sabrosa), apuesta a los germinados y a los cultivos probióticos que pueden hacerse en casa. Sus pickles no llevan vinagre, la acidez la aportan los lactobacilos que actúan durante la fermentación, garantizando digestibilidad y un alto nivel de vitaminas. “El costo que pagamos por consumir alimentos industrializados, sobrados de conservantes y antibióticos y faltos de nutrientes debido a la pasteurización, es altísimo”, sentencia este chef dedicado a preparar maravillas nutritivas y duraderas.

No es el único cocinero argentino que levanta la bandera de los probióticos para plantear un cambio de paradigma a favor del regreso a la comida “real” desde una persectiva moderna. Antonio Soriano (restaurante Astor) desarrolla una línea de vinagres caseros. Lo propio hace Mariana Muller (Cassis, en Bariloche) desde hace años con sus sofisticados dressings a base de cassis, frambuesa, corinto.

En Buenos Aires proliferan los panes elaborados con masa madre –en esto, los franceses Bruno Gillot y Olivier Hanocq, desde su panadería L’epi fueron precursores–; las cervezas de corte artesanal –algunas, muy logradas– y las conservas de vegetales.

Hay muchos tipos de fermentos naturales y todos avanzan junto con sus argumentos. Además de la intensidad de sabor que logran, está su capacidad de refuerzo del sistema inmunológico: no está mal recordar que combatimos el 99 por ciento de nuestros microbios, cuando sólo el uno por ciento amenaza nuestra salud.

Y está la perspectiva social: lo que empezó siendo un método para conservar comida se convirtió en una técnica para potenciarla y también para reconstruir nuestras estructuras alimentarias básicas, al permitirnos comer productos locales todo el año.

El fuego frío de la fermentación transforma materias primas crudas a través de microrganismos que se generan en un ecosistema determinado, donde bulle una manera de independencia culinaria. Y apunta a un tipo de rescate cultural.

Hacer kimchi, una masa madre a partir de yogur, quesos a base de fermento de tamarindo, o pan con la espuma sobrante de un chucrut es una rutina-juego de metamorfosis que combina experiencia, conocimiento e intuición. Y Urondo y Cabrera saben jugarlo muy bien.

No están solos. Parece que la hora de los alimentos vivos llegó a esta ciudad.

Donde ir a probarlo:

Urondo Bar. Un restaurante atípico –fuera del obvio circuito palermitano– que funciona de maravillas, y está guiado por las reglas que Javier Urondo, su chef propietario, dicta.Tiene onda de bodegón –con sus sofisticaciones– y alberga una suerte de laboratorio donde Javiery su mano derecha –el holandés Cornelius– produce fiambres caseros, quesos y otros fermentados. Si la receta resulta, como el caso del kimchi o el chucrut, se incorpora a la carta. Selección de vinos criteriosa y poco obvia.

Beauchef 1204, CABA. Tel.: 4922-9671. www.urondobar.com.ar

 

Kensho. El ultra creativo Máximo Cabrera comanda este restaurante nómada de cocina orgánica, vegana y argentina, con muchas opciones raw. Paté de nuez y guacamole roll; pastel criollo, pan de chorizo y chimichurri de cedrón; el pastel crocante de portobellos, papas y coco; guacamole de mango, humus, gazpacho de la huerta; trufa viva de frutos rojos y chocolate integran la lista de delicias.

Sólo con reservas al Tel.: 56618130 o a través de www.kenshococina.com.

Una canción coreana. Primero fue el título de una obra de teatro donde cantaba Ana Chung; después, el de un documental sobre su vida y, por último, el nombre de su restaurante donde ofrecen platos de cocina coreana. El más popular: la carne estofada con fideos de batata. También sirven sopas muy sabrosas, una increíble tortilla –Nokdu–, hecha con harinade porotos y tres versiones de kimchi.

Av. Carabobo 1549, CABA. Tel.: 4631-8852.Lunes a domingos de 12 a 15. Lunes a sábados de 18 a 21. Reservas. Sólo efectivo.

Para saber más:

Pura fermentación. Sandor Ellix Katz

Cocinar. Michael Pollan

María de Michelis

María de Michelis

8 Comments

  1. Guillermo Hernandez el 23 enero, 2015 a las 01:19

    Hay 1 Lugar muy accessible que queda en Juramento 1656 se llama BBQ Town esta ubicado en Juramento 1656 a media cuadra del barrio chino ese lugar tambien es 1 restaurante coreano Tenedor libre yo fui con mi familia y la verdad la calidad del kimchi y la comida la recomiendo mucho!!

    • valymetiuk el 23 enero, 2015 a las 17:32

      ESE BBQ NO ES BUENO… Lamento contadecirte… Ocurre que yo vivi en Korea y se lo que es un muy buen BBQ…Para comer rico tenes que ir al barrio de FLORES, EN LA CALLE CARABOBO 1549… O AL LADO…. AHI SI COMES RICO Y CON SABOR AL PALADAR COREANO…

    • AlfredoCho el 13 febrero, 2015 a las 14:42

      hola Guillermo
      el domingo pasado fui con mi novia española, y 2 amigos argentinos descendientes de japoneses, pasamos x alli x que querian probar la comida coreana, pero tambien lamento decirte que no es buena la comida de alli. la carne de 0 a 10 le doy un 5-6. pero el resto de las cosas menos de 4 puntos. el kimchi en particular fue lo peor, seco! el kimchi hay que servirlo en el momento, con esto quiero decir que hay que sacarlo de su frasco contenedor donde se sigue fermentando (este frasco tiene que estar guardado en la heladera asi dura mas) y cortar lo justo y necesario cada vez que se lo consuma. el kimchi de alli es un -2. si queres comer comida coreana anda al barrio coreano, sino, por Junin al 600 hay un restorante coreano, si bien no es de lo mejor, al menos esta atendido x coreanos. BBQ es atendido x chinos. te das cuenta x la decoracion.
      saludos

  2. virginia delgadillo el 22 enero, 2015 a las 18:22

    perdon dije cocina en vez de comida he hecho muchas consultas y la gente que va al restoran dice que es como estar en un k drama (novela coreana) ir a comer ahí y si que lo es entre la atencion y las comidas mas el lugar en si es digno de un buen kdrama. fue muy chocante ver que pongan :Algo huele a podrido en Buenos Aires pero leyendo el artículo fui cambiando mi expresión me encanta la comida coreana y me encanta el kimchi ojalá puedan disfrutar tanto como lo hacemos los habitué de estos lugares

  3. valymetiuk el 22 enero, 2015 a las 17:53

    Ayer escribi el comentario y me quedo la duda si escribir acerca de la primera frase de este articulo: "Algo huele a podrido en Buenos Aires." Como argentina me gustaria que se cambiara esa expresion porque no es la correcta. El kimchi no es hakusai en estado de descomposicion sino de fermentacion. Por lo tanto no huele a podrido, huele a un alimento que exhala un perfume, un olor diferente y propio de cualquier repollo. Cuando hervimos coliflor, repollitos de bruselas, o le ponemos repollo al puchero, ¿huele a podrido?. No, huele a la verdura que posee un aroma diferente a la acelga o a la espinaca…. que tambien tiene su perfume peculiar. CREO QUE ES UN TERMINO INADECUADO, PUES DA LA SENSACION DE QUE ES ASQUEROSO. Y todo lo contrario, con la mezcla de los ingredientes que lleva se hace exquisito. Cuando pasamos por una pescaderia, por ejemplo, tambien olemos aromas fuertes, propios del pescado. Cada alimento tiene su aroma. ES UNA MANERA DESPECTIVA DE REFERIRSE A UN ALIMENTO MILENARIO, PROPIO DE ASIA DEL SUR Y QUE FUE Y ES LA BASE DE LA ALIMENTACION DE ESOS PAISES. Es una cuestion de apreciacion. No todo lo que huele a asado es rico!!! ¡VAMOS! Perdone Sr. redactor, pero hagame caso, cambie el termino, por alguno mas adecuado y hasta simpatico, como por ejemplo:"algo huele diferente en buenos aires"…" hay una aroma sugerente en buenos aires"… "hay una parte de buenos aires que huele a la exquisitez asiatica"… NO SE… COM ARGENTINA RESPETUOSA DE TODAS LAS CULTURAS, COSTUMBRES Y SABORES, ME SENTI NO IDENTIFICADA CON LA FRASE…

  4. virginia delgadillo el 22 enero, 2015 a las 13:50

    sin dudas una canción coreana es la mejor opción todas sus comidas son riquisimas atendido por la amabilidad de Ana Chung los platos son riquísimos desde el mandú hasta el bulgogi excelente opción para comer cocina coreana acompañada de kimchi recomendable

  5. wtf el 22 enero, 2015 a las 04:14

    Podrido?
    Podredumbre?
    Por que no se van a la concha de su vieja.
    Dale, comparalo con queso en avanzado estado de putrefacción, ignorante hijo de puta.

  6. valymetiuk el 22 enero, 2015 a las 02:04

    ¡Ah!!! Imperdible el de "UNA CANCION COREANA"… El sabor justo, logrado entre el equilibrio del paladar coreano que prefiere el picante al maximo y el argentino al cual no esta acostumbrado!!! Ademas servido con la amabilidad de la Sra. Ana, sabe a una invitacion acompañando otros platos eleborados con impecable gusto!!!

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