La cocina de Picasso, última semana de una exposición única
El próximo 30 de septiembre cerrará sus puertas la exposición La cocina de Picasso en el Museu Picasso de Barcelona, una muestra absolutamente singular y reveladora ¡Aún hay tiempo para visitarla!
La exposición La cocina de Picasso (La cuina de Picasso), demuestra que el genio cubista era un sibarita al que le gustaban las comidas sencillas. “Comía poco y bebía menos, pero era un gourmet goloso, apasionado de los dulces y el chocolate” afirma Claustre Rafart, conservadora del Museu Picasso de Barcelona.
La cocina como referencia
La cocina y todo lo que pivota en torno a ella fue un motivo de inspiración para el artista. Espacios, personajes, alimentos, naturalezas muertas pueblan su obra. Por primera vez, a través de una exposición se aborda la relación del artista malagueño con esta faceta de su vida personal y profesional. La cocina le fascinaba, por eso la retrató con tanto acierto. El mismo que han tenido Emmanuel Guigon, director del Museu Picasso; Claustre Rafart, conservadora de obra gráfic, y Androula Michael, profesora titular de Arte Contemporáneo de la Université de Picardie Jules Verne, que son quienes han hecho realidad esta brillante exposición, La cuina de Picasso, que cerrará sus puertas el próximo día 30 de septiembre.
Cuadros, esculturas, cerámica, carteles y facturas
El planteamiento de la exposición es magnífico, por las obras que muestra: casi 200 piezas procedentes de museos, instituciones y colecciones privadas, nunca antes reunidas. Y por el hilo argumental que la sustenta y que desvela la relación de Picasso con la comida en los planos personal y artístico, una perspectiva totalmente novedosa. El visitante no solo verá cuadros y esculturas, también folletos, carteles, menús, poemas…
Al parecer, Picasso lo guardaba todo. De los archivos del Musée National Picasso de París proceden las facturas que se exhiben. Tenderos, queseros, carniceros… la mayoría están fechadas entre 1930 y 1940, y dan testimonio de los ingredientes con los que llenaban su cesta de la compra. Alimentos que consumía y que también ilustran su obra. Los más costosos eran los favoritos de su primera esposa, la bailarina ucraniana Olga Khokhlova, a la que pintó numerosas veces. “Qué le vamos a hacer, a Olga le gusta el caviar y a mí la butifarra con judías” decía Picasso.
De Els Quatre Gats al París de la guerra
La muestra arranca sobre dos grandes ejes: “lo cotidiano como parte de su vida y el influjo que tuvieron en Picasso las lecturas de los grandes clásicos de la literatura española, Cervantes, Quevedo, Lope de Vega” explica Claustre Rafart. La exposición pasa revista a la cocina catalana, con obras y objetos de la época del famoso Els Quatre Gats bar inaugurado en Barcelona 1897, donde se reunían artistas y bohemios, entre otros Ramón Casas, Santiago Rusiñol, Rubén Darío, Isaac Albéniz, Enric Granados y Gaudí. En Els Quatre Gats descubrieron el potencial artístico de Picasso y pronto le encargaron el cartel del menú y después el del Plato del Día, que hasta entonces había diseñado Ramón Casas.
Llama la atención el ejemplar impreso del manifiesto culinario cubofuturista de Apollinaire de 1913: la revolución de los marmitones. Alrededor de él se exponen cuadros de enorme fuerza visual y conceptual como El restaurante (1914). Sin saberlo estaban sentando las bases de la renovación abanderada por la Nouvelle Cuisine sesenta años después.
La belleza de lo cotidiano
Los utensilios y las originales esculturas creadas a partir de cazos, cucharas y escurridores, o la cocina de las palabras (una sala que recoge los poemas y obras de teatro (sí teatro) que Picasso dedicó al tema de la alimentación) son sin duda dos de los apartados menos conocidos.
A medida que se avanza se van descubriendo los diferentes planos que conforman la poliédrica visión que de la cocina –como del mundo- tenía Picasso. “En la obra de Picasso la cocina es un principio y un final con incidencias variables en las diferentes etapas de su vida. Es imposible reflejar todos los perfiles de la cocina de Picasso en un relato expositivo”, explicaba Rafart durante la visita.
También hay espacio para la escasez y el hambre. “Los cuadros de la época de entreguerras hablan de cocina, aun cuando no había nada que comer”. Lienzos cubistas, otros con reminiscencias impresionistas de Cezanne.
Son las piezas de cerámica y los lienzos los elementos más llamativos de la exposición, sin duda, pero no los únicos con los que disfrutar durante el recorrido por esta exposición. “Picasso respetaba mucho los objetos. En su obra siempre hay segundas lecturas que trascienden a la primera realidad”.
Ferran Adrià ha querido rendir su propio tributo al pintor, y en un espacio anexo juega a establecer un diálogo entre el proceso creativo de Picasso y la creatividad de la cocina contemporánea.
Exposición: La cocina de Picasso.
Dirección: Museo Picasso de Barcelona (Carrer de Moncada, 15) hasta el 30 de septiembre de 2018.
Horario: lunes de 10 a 17h. De martes a domingo de 9 a 20.30h. Jueves de 9 a 21h.
Precio de la entrada a la exposición: 6€