Navarra homenajea a las grandes damas de su gastronomía
Reyno Gourmet, la marca que fomenta los productos agroalimentarios navarros con garantía de origen, celebró su 10º aniversario rindiendo un emotivo homenaje a nueve mujeres emblemáticas de la restauración de la Comunidad Foral: Juana Mari, Manoli y Julia Hartza (restaurante Hartza), Resurrección Armendáriz (Rodero), Atxen Jiménez (Tubal), Raquel y Mari Carmen Elizari (Josetxo), Mª Dolores Huerta (Beti Jai) y Felisa Goñi (Ventas de Ulzama).
En el decimonónico salón de actos del Nuevo Casino Principal de Pamplona, las emociones estaban a flor de piel la tarde del 23 de noviembre. Y hubo quien no pudo evitar el lagrimón cuando empezaron a desfilar por el estrado ocho mujeres sin parangón, que han dejado su huella en la historia reciente de la gastronomía navarra. Ocho profesionales como la copa de un pino, que desde la sala o la cocina del restaurante han prestigiado el oficio del restaurador ganándose el corazón y el recuerdo de varias generaciones de clientes.
Para celebrar su 10º aniversario, los responsables de Reyno Gourmet, la marca que el Gobierno de Navarra creó en el año 2007 para amparar los productos agroalimentarios con certificación de calidad de la Comunidad Foral, tuvieron el buen tino de rendir homenaje a las Damas de la Gastronomía Navarra con un acto sencillo pero tremendamente emotivo.
Las homenajeadas eran nueve en realidad, aunque finalmente fueron ocho las que se acercaron al Nuevo Casino Principal de Pamplona para recibir una placa conmemorativa, un ramo de flores y –lo más importante– el cariño y reconocimiento de familiares, amigos, antiguos clientes y las infaltables autoridades.
Fieles a sí mismas, y a su manera de entender el oficio del restaurador, Juana Mari, Manoli y Julia Hartza (restaurante Hartza), Resurrección Armendáriz (Rodero), Atxen Jiménez (Tubal), Mari Carmen Elizari (Josetxo) –que representó también a su hermana Raquel, ausente con aviso–, Mª Dolores Huerta (Beti Jai) y Felisa Goñi (Ventas de Ulzama), correspondieron a los honores con humildad, sin apenas abrir la boca. Aunque repartiendo besos y abrazos por doquier. Tal como han hecho siempre estas Damas inolvidables que ya forman parte de la historia gastronómica de su tierra.