Desde hace un mes, El Bohío, su restaurante de Illescas (Toledo) tiene lista de espera. Todos quieren saber si Pepe Rodríguez Rey cocina tan bien como aparenta o comete los mismos errores que los concursantes a los que critica duramente.

 JPL- Curiosidad, morbo, interés profesional…

PRR- No sé lo que es y no me importa. Lo bueno es que el teléfono no para de sonar y volvemos a trabajar como hace unos años. Ahora la gente  super cariñosa me para por la calle. El poder de la televisión es brutal.

JPL- Y eso a pesar de que a veces eres un poco borde con los concursantes…

PRR- Pero que va, si estoy todo el tiempo de bromas. Rodamos durante horas, después se seleccionan minutos, pero siempre eligen los planos en que estoy más serio, por eso doy esa imagen, pero de verdad que no soy borde ¿o sí?

JPL- No, yo creo que eres un tipo divertido con mucha retranca, se te nota cuando hablas con los concursantes, sobre todo con Maribel. ¿Te da pena que ya no esté?

PRR- Me da pena que no esté ella y que no estén otros. Maribel, ha sido un poco mi protegida. Ella representaba a las mujeres que cocinan en casa. Vino a Master Chef a pasarlo bien, no por el premio, ni nada, solo a disfrutar y ese espíritu me gusta.

JPL- ¿Ah, pero los hay que solo van por los euros?

PRR- Por supuesto, muchos ven el programa como una salida profesional, con los 100.000 euros piensan montar un bar, un restaurante.

JPL- ¿Pero de verdad aprenden a cocinar?

PRR- Por supuesto. Es un training durísimo. En el programa solo se ve una parte de lo que pasa, lo más llamativo. Los concursantes tienen clases de cocina intensivas durante los fines de semana. Uno de los profesores es Segundo Alonso (La Paloma. Madrid), que se emplea a fondo con ellos.

JPL- Pero algunos no se enteran… o eso parece.

PRR- El problema es que reciben demasiada información, están aturdidos, no son capaces de asimilarla.

JPL- ¿Quién es el mejor de todos?

PRR- José David, sin duda. Técnicamente está muy por encima del resto –se vio desde el principio- aunque cometa errores. El es uno de los que viene claramente a ganar. La cocina es su vida, vive para esto, le encanta. Es un friki, como nosotros. Por eso despierta antipatías. En este país se tolera mal que uno quiera ser el mejor. En lugar de ridiculizar al vago, ridiculizamos al empollón, o sea al trabajador, al responsable, al que se lo curra.

JPL- ¿Qué me dices de Fabian?

PRR-  Es muy joven, tiene todo el futuro por delante y le echa muchas ganas.

JPL– ¿Cómo te sientes haciendo de crítico?

PRR- Jajajaja… pues qué quieres que te diga. Todos los cocineros llevamos un crítico dentro, que nos sale cuando comemos en los restaurantes de otros, lo que pasa es que jamás opinamos sobre el trabajo de los compañeros.

JPL- ¿Y el desfile de estrellas? ¿Ha estado forzado por la baja audiencia de los primeros programas o estaba previsto?

PRR- Estaba previsto. Que todos estos grandes profesionales hayan pasado por MasterChef es magnífico. Primero trasladamos al público la dimensión real que hoy tiene la alta cocina española, que es muy potente;  no olvidemos que para el común de los mortales, nosotros los cocineros somos desconocidos, por muchas estrellas que tengamos. Y segundo, para los concursantes es un sueño estar junto a Berasategui, Subijana, Roca, Dacosta o Aduriz. Si algo he aprendido es que también en esto cuanto más arriba están, más accesibles son. Todos han venido encantados, salvo Juan Mari Arzak, que no ha podido porque tiene contrato con otra cadena de TV, y eso es sagrado.

JPL- ¿Habrá próxima edición MasterChef?

PRR- Seguro que sí.