Seis restaurantes de San Sebastián
Sugerencias para comer en San Sebastián ahora que se celebra Gastronómika, el congreso de gastronomía de la ciudad. Restaurantes diferentes, para gustos y presupuestos distintos, con un denominador común: la buena cocina.
Narru (ACTUALMENTE CERRADO POR CAMBIO DE UBICACIÓN: CALLE SAN MARTÍN , 22)
Zubieta, 56. Paseo de la Concha s/n. San Sebastián Tel: 943 423 349. Precio medio: 45€.
En los bajos del hotel Niza, en pleno paseo de La Concha, el cocinero Iñigo Peña ofrece una cocina vasca bien elaborada. El local tiene dos alturas y dos ofertas diferentes. A pie de playa, como quien dice, una barra con pinchos suculentos (los pinchos están en el ADN de Narru porque fueron su origen) para disfrutarlos mirando al mar: croqueta de jamón ibérico, ensaladilla rusa, anchoas de verdad (3€), calamares bien hechos.
En el comedor platos tradicionales que se han adaptado a los tiempos sin dejar de ser lo que son, y eso se agradece: bonito asado con guindillas fritas; arroz con almejas; cocochas en salsa verde… Estupendo menú diario por 35€. Si se busca un local chulo, con decoración impactante y mucho ambiente, tal vez este no sea el lugar. Pero si se busca buena relación calidad precio y una cocina honesta, Narru es una dirección segura.
Galerna
Paseo de Colón, 46. San Sebastián. Teléfono: 943 27 88 39. Precio medio: 45€
Local de cocina joven y desenfadada donde se apuesta por el producto, sin demasiadas concesiones. Sencillez y pulcritud en la cocina y en la decoración: un espacio blanco y luminoso en pleno barrio de Gros. El sueño de un madrileño, Jorge Asenjo y una manchega de Ciudad Real, Rebeca Barainca, que no llegan a los 30 años de edad y han querido echar raíces en Donosti.
Ingredientes locales mezclados con alguno que llega de un poco más lejos como el atún rojo del Mediterráneo (Balfegó), las aves de Bresse, el langostino de Huelva o la papa canaria (¿Creía que no podían salir de las islas?) que acompaña a un guiso de pulpo. No hay menú, solo carta, pero si se quiere comer de una manera informal, algunos de los platos pueden pedirse en formato pincho. Selección de vinos singulares con los que acompañar el menú.
Ibai
Calle Getaria, 15. San Sebastián. Tel. 943 428 764. Precio medio: 70€
«El Ibai», como se le conoce en San Sebastián, es un restaurante clandestino, o casi. El favorito de muchos cocineros y de no pocos donostiarras. Una casa de comidas, como las de antes, que solo abre para los almuerzos y donde no es fácil reservar. Un local con barra y comedor -como tantos en Donosti- pero totalmente atípico y particular, en consonancia con la personalidad de su propietario: Alicio Garro. Un navarro que no se anda con bobadas. Cocinero de cuerpo entero, sabe elegir el mejor producto -y cuando digo el mejor, es el mejor, sin concesiones- y prepararlo como mejor conviene.
Las cocochas son antológicas, pero también los lenguados, las pochas, las angulas, la trufa negra o los perrechicos. Cocina de estricta temporada. Por eso no hay carta, y nadie la echa de menos. El patrón canta los platos del día, los comensales piden y cuando llega la cuenta… la pagan con gusto -por alta que sea- porque la satisfacción ha merecido la pena. Los huevos con patata y trufa negra son punto y a parte.
Amelia
Moraza, 1B. San Sebastián. Tel.: 943 101 613. Precio medio: 130€
Amelia llegó como un soplo de aire fresco a una ciudad que no deja mucho espacio a los cocineros jóvenes. Pablo Airaudo (34 años) chef argentino que había conseguido una estrella Michelin en Suiza, decidió apostar por Donostia y abrir un local moderno, diferente, encantador… También le cayó la estrella aquí.
Elabora platos contemporáneos con producto local de temporada pero desde la perspectiva del viajero: gajos de cebolleta con salsa de ajo negro; tronco de cigala sobre jugo de vegetación de tomate; yema confitada con hongos y trufa blanca… Nada de changurro a la donostiarra, ni cocochas al pil-pil. El restaurante tiene capacidad para 28 comensales. Cierra tres días y medio a la semana. No tiene carta: sólo dos menús de temporada (100€ y 130€). La bodega no muy amplia, está organizada en función de la estructura de los vinos, en su mayoría biodinámicos, que se sirven por copas.
Ver esta publicación en Instagram
Casa Urola
Fermín Calbetón, 20. San Sebastián. Tel: 943 44 13 71. Precio medio: 60€
En la parte vieja de San Sebastián es uno de los grandes clásicos. Sigue en pie -desde 1956- y da la talla. En la barra siempre puede tomarse un txikito y algún pintxo (jamón, marisco, fritos),pero para comer hay que sentarse en el comedor de arriba, más tranquilo, o en las mesas que rodean la barra, siempre más animadas, y algo más incómodas.
El cocinero Pablo Loureiro, nieto de hosteleros vascos, elabora una cocina tradicional muy bien puesta al día: cocciones leves, grasa medida, presentaciones cuidadas… Y producto elegido con mucho mimo. No falta el buen jamón ibérico, ni la gamba blanca de Huelva o los percebes de Galicia, delicadezas que comparten comanda con lo mejor de esta tierra: el bonito, el chipirón de potera, las vainas o los perrechicos. Con la chuleta también se hace una concesión: es de vaca rubia gallega, la favorita de los donostiarras.
Ganbara
Calle San Jerónimo 19. San Sebastián. Tel: 943 42 25 75. Precio medio: 65€.
Todo el mundo conoce su barra de pinchos, lo que no es tan popular es el comedor que se esconde en el sótano. Ganbara, bar, restaurante y asador al mismo tiempo, es una dirección segura en laberinto de locales dudosos que pueblan la parte vieja de Donostia.
Un local familiar que conoce el éxito desde hace años. Nagore y Amaiur, hijos de José Ignacio Martínez y Amaia Ortuzar, los actuales propietarios conforman la tercera generación de una familia de hosteleros. Cocina de temporada con productos de cercanía ofrecidos por proveedores de confianza y recetas clásicas que convierten la visita en un recorrido por la mejor cocina tradicional vasca: menestra, croquetas de jamón, cocochas al pilpil, lenguado a la parrilla, leche frita… Queda patente el dominio de las distintas técnicas, del guiso a la parrilla pasando por la fritura. En la bodega, sorpresas interesantes.