Turín: gastronomía y arte
Recorremos Turín entre cafés, pastelerías, restaurantes y obradores, disfrutando del arte de esta ciudad italiana. Y acudimos al singular evento Buonissima Torino.
No suele hacer sol en Turín. La niebla, la lluvia y la nieve acompañan a esta ciudad piamontesa, famosa por ser la cuna de grandes imperios industriales: Fiat, Lavazza…
Sin embargo, este final de octubre -el otoño es la mejor época para disfrutar de la gastronomía piamontesa- brilla el sol sobre la Mole Antoneliana. El mastodóntico edificio rematado con una aguja inmensa alberga el Museo del Cine, uno de los tres que se deben ver en la ciudad junto con el del Automóvil y el Egipcio que reúne piezas magníficas. Tras los elegantes edificios -corredores, grandes ventanas y altos techos- que componen la cuadrícula turinesa se alcanzan a ver las cumbres perpetuamente blancas de los Alpes. ¿Cuánto tiempo durará esta postal? Lentamente, el calor está derritiendo Europa.
Bacerin, marrone y nocciola
Conozco pocas ciudades con tantas pastelerías y cafés: uno en cada esquina, todos llenos. Los más antiguos, los llamados históricos, son parte del alma de Turín. Mantequilla, avellana, chocolate, castañas, café… los aromas de la ciudad.
El emblema de la ciudad es el bacerin: café con chocolate caliente y nata montada que se sirve en una pequeña copa. Lo inventaron en el Café al Bacerin, un lugar recoleto, siempre lleno, donde también elaboran deliciosos marrón glacé, tal vez los mejores de la ciudad, por su tamaño, sabor y jugosidad. Las avellanas son orgullo de los piamonteses, las encontrarás en casi todos los bombones… Ahí el origen de la Nutella, versión familiar y barata de un sabor que en Turín se venera. Con el otoño las calles se llenan de puestos de castañas asadas, otra tradición que se mantiene viva.
Comida, arte, belleza
En los últimos años Turín vive un interesante resurgir gastronómico, que a través de un evento singular, Buonissima Torino, se ha vinculado con el arte y la belleza, generando una de las manifestaciones culturales en torno a la comida más sugerentes de Europa. Celebrar cenas únicas, con cocineros míticos (Adriá, Ducasse…) en espacios exclusivos como la Venaria Reale (palacio de verano de los reyes de Saboya) o el interior de la Mole Antoneliana, acompañadas de espectáculos artísticos (música, danza, teatro, arte) es un aliciente para cualquier aficionado a la gastronomía que también disfrute del arte. Una excusa perfecta para pasar unos días en la ciudad.
Soportales, mercados y pastificios
Los sábados durante todo el día se celebra un gran mercado en Porta Palazzo. Cientos de vendedores de verduras, la mayoría norteafricanos, se agrupan en la plaza exhibiendo sus hortalizas frescas. El comercio de alimentación fresca está en manos de marroquíes, me explica un taxista, mientras que los chinos controlan el textil. Es como volver a la edad de los gremios, aquellos tiempos en que cada etnia era especialista en una cosa y la dominaba como nadie.
El centro histórico de Turín no tiene trazas de ciudad medieval. Su porte nos traslada de golpe al 1800 y a la corte de la casa de Saboya, cuyos palacios, jardines y edificios adornan la ciudad. Un conjunto urbanístico armónico y elegante jalonado de soportales bajo los que pasear bajo la lluvia.
Justo bajo los del amplio Corso Vitorio Emanuelle II se encuentra una de las tiendas de alimentación más interesantes de Turín: Baudracco Gastronomia, un obrador artesano cuyos agnolotti (pasta rellena típica de Turín) tienen fama de ser los mejores de la ciudad.
Barolo y trufa blanca
Desde la zona de Alba, a menos de una hora en coche llega en temporada (de octubre a enero) el famoso y carísimo tartufo bianco (Tuber magnatum pico). Los restaurantes piamonteses lo venden al peso, para evitar cualquier tipo de equívoco con el cliente: el camarero llega con la balanza, pesa la trufa, la corta con la mandolina sobre el plato y la vuelve a pesar. Los gramos de diferencia entre las dos pasadas serán los que aparecerán en la factura. Este año la cosa está difícil: hay poca trufa blanca en la comarca de Alba porque apenas llovió en primavera y está cara, a 6.000 euros el kilo.
El otro gran reclamo gastronómico del Piamonte es el Barolo, el vino más reconocido de Italia, un tinto potente y elegante, que se elabora en bodegas históricas al sur de Turín, donde también se localizan los famosos moscato de Asti. Una vez en Turín merece la pena escaparse hasta el espacio histórico de Fontanafreda, un palacio del caza del rey Emenuelle II, donde fundó una de las primeras bodegas de la zona que continúa en activo, y disfrutar en el restaurante Guido de algunas especialidades regionales, ligeramente puestas al día.
Direcciones para comerse Turín
Sentarse y ver pasar la vida
Café Al Bicerin. Piazza della Consolata, 5 Café Torino. Tel.: +39 011 436 9325
Café San Carlo. Piazza S. Carlo, 204. Tel.: +39 011 545118
Café Mulassano. Piazza Castello, 15. Tel.: +39 366 194 9539
Café Platti. Corso Vittorio Emanuele II, 72. Tel.: +39 011 454 6151
Café Farmacia del Cambio. Piazza Carignano, 2. Tel.: +39 011 1921 1250
Sucumbir a la tentación golosa
Pasticceria Ghigo 1870. Via Po, 52/B. Tel.: +39 011 887017
Pasticceria Venier. Via Monte di Pietà, 22. Tel.: +39 011 541592
Pasticceria Tamborini. Via Giuseppe Garibaldi, 31. Tel.: +39 011 540468
Pasticceria Bizzi. Via Giuseppe Baretti, 27/bis. Tel.: +39 011 584 3521
Pasticeria Gerla 1927. Corso Vittorio Emanuele II, 86. Tel.: +39 011 562 5966
Restaurantes para no perderse
Condividere. Via Bologna, 20. Tel.: +39 011 089 7651
Dal Cambio. Piazza Carignano, 2. Tel.: +39 011 546690
Magazzino 52. Via Giovanni Giolitti, 52/A. Tel.: +39 011 427 1938
Ostería Sinella. Corso S. Maurizio, 23b. Tel.: +39 011 1875 4977
Dónde comprar comida
Eatly Lagrange. Via Giuseppe Luigi Lagrange, 3. Tel.: +39 011 037 3221
Eatly Lignoto. Via Ermanno Fenoglietti, 14. Tel.: +39 800 975 880
Pastificio Defilippis. Via Giuseppe Luigi Lagrange, 39. Tel.: +39 011 542137
Baudracco Gastronomia. Corso Vittorio Emanuele II, 62. Tel.: +39 011 562 8203