VI Premios Gastroactitud Compromiso con la Tierra
Buscamos sacar a la luz pequeños proyectos inspiradores, historias singulares que merecen ser contadas y reconocidas.
El lunes celebramos la entrega de los VI Premios Gastroactitud Compromiso con la Tierra en la azotea del renovado Club Financiero Génova (Calle Marqués de la Ensenada, 14) de cuya gastronomía se ocupa el cocinero madrileño Nino Redruello. Con unas vistas magníficas de la ciudad y una preciosa puesta de sol la cocinera Vicky Sevilla del restaurante Arrels de Sagunto, ejerció de madrina de los premiados.
Tuvimos la suerte de contar con un montón de amigos (periodistas, cocineros, sumilleres, productores, etc) que vinieron a festejar los premios con nosotros. Otros nos enviaron producto para poner su granito de arena en el acto. Xesc Reina envió una sobrasada gigante de Can Company; Joaquín Carrasco seleccionó un excelente jamón ibérico de bellota de La hoja del carrasco; la panadería Arapiles nos hizo llegar su delicioso pan candeal; San Nicasio nos alegró la tarde con sus patatas fritas y Moulin Chocolat puso la nota dulce con sus extraordinarios macaron y trufas heladas. También Latinoamérica, con quien nos unen tantos lazos estuvo presente gracias a los tostones y mariquitas de Goya.
Además pudimos probar los productos de cuatro de los seis premiados: los vinos de la bodega Ojuel; la sidra de RBLD; el queso flor de guía de Altos de Moya y las confituras de Confituras Tradicionales. Por segundo año consecutivo contamos con el apoyo de Alimentos de España, lo que supone un fuerte espaldarazo institucional para los premiados y un motivo de orgullo para Gastroactitud. Y el ceramista Pedro León fue el encargado de realizar los platos que cada año entregamos a los premiados.
6 historias singulares que impulsan una gastronomía mejor
Los premios se otorgan a proyectos singulares liderados por personas casi anónimas que han contribuido a mejorar un producto, recuperar una raza, repoblar una zona o sostener un sistema de producción antiguo. Todos tienen un componente de investigación unido a la pasión necesaria para sacar adelante iniciativas únicas. Sueños que se hacen realidad a fuerza de trabajo y que sirven para inspirar a otros.
Confituras Tradicionales (Región de Murcia)
Mari Paz y Francisco Fernández Giménez aprendieron el trabajo de la confitura en la Provenza, donde Consuelo Giménez, su madre, fue a trabajar de joven. Después de años a cargo del famoso obrador Maison Octave, tras jubilarse los propietarios franceses, volvieron a su pueblo, Caravaca de la Cruz para abrir un nuevo obrador. Allí han plantado los famosos albaricoques rosas de Provenza con los que elaboran sus insuperables albaricoques confitados, técnica artesana que solo se conserva en media docena de obradores del todo el mundo según explica el maestro Paco Torreblanca. En los certámenes internacionales sus mermeladas siempre están en el pódium. Respeto a la tradición y perfeccionismo resumen su filosofía de trabajo.
Bodegas Ojuel (La Rioja)
El “supurao” es un vino dulce riojano en riesgo de extinción. Se trata de un vino que se elaboraba con motivo del nacimiento de un hijo y lo conservaban hasta el día de su boda, cuando lo ofrecían a sus invitados. Para ello utilizaban las uvas que se guardaban tras la vendimia para el consumo familiar. Colgadas en un lugar ventilado se pasificaban lentamente y comenzaban a desprender un mosto muy dulce, “supuraban”, de ahí el nombre. El joven viticultor de Sojuela Miguel Martínez ha recuperado la tradición y con ella el vino. Ojuel Supurao, su vino, es una rareza exquisita salvada del olvido.
Amas da terra (Galicia)
Las mujeres gallegas se han unido para que su voz se oiga más fuerte y su trabajo alcance la repercusión que merece. Con el apoyo de la cocinera Lucía Freitas, ganaderas, agricultoras, mariscadoras, queseras, viticultoras, etc trabajan juntas para mejorar cualquier ámbito susceptible de progreso. Son muchas las mujeres que sustentan la gastronomía, pero parecen invisibles. Este proyecto trata de poner el foco en ellas, animar a otras a seguir su camino y allanarlo todo lo que sea posible. Gastronomía en femenino. En representación de todas ellas vinieron Lucía Freitas y la percebeira Concha Ramallo.
Quesería Alto de Moya (Gran Canaria)
Francisca Moreno, Paca para todos los queseros de Gran Canaria, es la salvadora del queso de flor. Ganadera y quesera desde que nació, su familia siguió elaborando queso de media flor cuando a finales del siglo XX las queserías dejaron de hacerlo por las dificultades que suponía. Gracias al tesón de Paca este queso, único y maravilloso, no se ha perdido. La quesería produce entre siete y nueve quesos diarios(de flor y media flor) con la leche que obtienen del ordeño de sus 250 ovejas canarias y dos vacas. Hoy en Gran Canaria 19 queserías elaboran queso de flor, pero todos los queseros aprendieron de Paca.
Proyecto Blat de la Marina (Comunidad Valenciana)
Un grupo de amigos, vinculados a la gastronomía y la agricultura, con Pep Romaní al frente decidieron salvar del olvido un trigo autóctono que durante años se produjo en la comarca de la Marina. Se trata de una semilla antigua, muy resistente que requiere poca agua y que está perfectamente adaptada al clima y al territorio. Para que el proyecto fuera viable era preciso plantar y cosechar, pero también vender. Gracias al apoyo de cocineros, entre otros Quique Dacosta, y panaderos de la comarca, hoy el Blat de la Marina Alta es una realidad y ya se han recogido varias cosechas y ampliado los terrenos de plantación.
Sidrería RBLD (País Vasco)
Josu Otaiza y los hermanos Aramburu (Edurne, Xabi y Jaione) son parte de la revolución de la sidra que ha comenzado en el País Vasco y Asturias. Ellos han puesto la manzana y el manzanal en el centro del proceso, para darle el valor que tiene. Todo arrancó con los manzanos que el abuelo Aramburu plantó en sus tierras de la comarca de Aldea Tolosa en la provincia de Guipúzcoa, todos de variedades autóctonas. Buscando dar valor añadido a las manzanas, por las que se paga tan poco que recogerlas cuesta dinero, la cuadrilla de sidreros comenzó a elaborar por variedades, mezclándolas después, y no con todas las manzanas revueltas como se hace habitualmente. Sus sidras «desnudas» no llevan ni aditivos, ni conservantes. Han sacado al mercado dos monovarietales -algo impensable hace unos años- una Pet Mat, con burbuja que evoluciona en botella, otra con tres variedades y otra con seis que es la más parecida a la tradicional de la comarca. Un proyecto romántico pero rompedor que está abriendo caminos nuevos. Conocimos su trabajo en Ama Taberna y nos atrapó.